Tanto a los partidos del eje derecha-izquierda (adelante atrás un, dos, tres) como a los del eje nacionalista de uno y otro signo les importa un comino lo que quiere el individuo, lo que quieren son votos y esta es una diferencia nada sutil. Todos han adelgazado su base ideológica con el objetivo de atraer el máximo número votantes potenciales.
El extremo en Cataluña lo representa el PSC-PSOE, que ante la confusión provocada por sus contradictorios mensajes (catalanismo no nacionalista (?) y socialdemocracia basada en una redistribución según aportaciones(?), al menos en lo que a territorios respecta), ha acabado haciendo de su oposición al PP, partido casi marginal en esta Comunidad Autónoma, su bandera y únco mensaje consistente.
A los partidos políticos, los individuos importan en la que medida en que asignan votos en momentos muy concretos, aproximadamente una vez cada 16 meses en elecciones generales, autonómicas y municipales. Votos son escaños, escaños son cuotas en órganos de decisión sobre la asignación de dineros públicos y también son cuotas sobre gestión de esos dineros y son cuotas también para la asignación de puestos y colocación de militantes. Una tarta muy apetitosa.
Los incentivos están claros y explican que los partidos se gobiernen con férrea disciplina y cada vez sea mayor la presencia pública de individuos cuyo único mérito es encargarse de su organización. Los partidos políticos establece así una comunidad de intereses cuya única base por abajo es la militancia. Lo que no se descubre en el actual sistema es el incentivo que tienen los partidos políticos para satisfacer las necesidades de los ciudadanos.
El sistema creado en los setenta no es ni mucho menos perfecto, no sólo en algunos de los términos discutidos en la actualidad, sino porque si bien estableció el sufragio universal como forma de asignación de los representantes en los cámaras de representación, dejó todo un campo abonado a que los partidos políticos paulatinamente pervirtieran el sistema y se lo apropiaran.
Son abundantes los ejemplos, entre los más recientes las reieteradas condenas por financiación ilegal de partidos con consecuencias para algunos individuos pero ninguna seria para el propio partido, el claro sesgo progubernamental de las medios de titularidad pública desde el nivel nacional al local, o los esfuerzos por colocar (o retirar) a determinados magistrados en salas clave para la resolución de conflictos, asignándoles etiquetas de "conservadores" y "progresistas", en función de quién propusiera su designación.
En el último de los casos, sus resultados también están a la vista, por muy extendida que pueda estar la miopía. Flagrante es el caso del juez prevaricador Estivill, apoyado hasta la extenuación por Convergencia i Unió, en los momentos en que su condición de partido bisagra le daba una mayor cuota de poder a nivel nacional.
Las semanas pasadas, en el Parlamento de Cataluña, dos partidos nacionalistas (ERC y CiU) optaron por no votar sendas propuestas de resolución en favor de un eventual ejercicio del supuesto derecho de autodeterminación, aunque ambos estaban de acuerdo en lo fundamental y de hecho lo consideran irrenunciable.
Sucedió sencillamente que "No tocaba" (para el lector no catalán, ésta es la expresión que utilizaba Jordi Pujol para señalar que, según él, había momentos en los que no procedía considerar ciertos temas y que en esta ocasión fue pronunciada por Josep LL. Carod, máximo representante de ERC). Las iniciatvas se plantearon sólo como una pugna por demostrar quién tenía la nación más gorda y el acuerdo no deshacía el empate. En la España actual, hasta la más irrenunciable de las convicciones se puede negar en público, y no pasa nada.
Pero esta renuncia muy probablemente salga gratis a ambos grupos. Cuando lleguen las siguientes elecciones municpales y haya que recabar el voto nacionalista, los unos dirán que los otros no quisieron y que son unos vendepatrias, los alcaldables dirán que aunque su partido no haya votado a favor, ellos sí o hubieran hecho, inlcuso se señalará que aunque se hayan equivocado hay que darles un voto de confianza. Y hasta los próximos cuatro años.
Entonces, algunos votantes serán nuevos, otros ya no estarán, se presentarán nuevos candidatos para un partido renovado y mientras tanto una guerra, un atentado, el hundimiento de un túnel dará nuevas razones para abrazar las identidades de políticas siempre ("El partido puede cambiar, pero yo, en mis convicciones, no", razonarán la mayoría). Y se votará a un partido, muy posiblemente incluso para que un determinado partido no llegue al poder.
La oligarquia basada en partido no es fruto de una conspiración judeo-masónica. Es lisa y llanamente el resulatos de unos incentivos concretos que sólo podrá resolverse desde dentro y con la colaboración de los propios partidos. La propuesta de un partido minoritario de acabar con el servicio militar obligatorio supuso un efecto dominó que culminó con la inlcusión de la propuesta en el programa de todos los principales partdiso políticos. El muy poderoso incentivo fue una inésperada pérdida de votos.
Una apuesta decidida por una reforma del sistema de partidos por un partido minoritario, iniciada a través de inciativas parlamentarias que obligquen a tomar posición a los demás partidos podría por fin abrir las ventanas de este viciadísimo sistema político.
2 comentarios:
Visita el Video de YouTube: Era en Abril: La Educación en Cataluña y el Integrismo en España
Mientras que los políticos catalanes llevan a sus hijos a elitistas colegios privados donde los niños ni siquiera estudian catalán, hacen todo lo posible por convertir a los hijos de los demás en integristas ciegos de odio hacia todo lo español y hacia la cultura española.
Este genocido cultural ha llevado a que decenas de miles de profesores hayan tenido que irse a vivir a otras provincias, así como miles de familias que no estaban de acuerdo con la doctrina catalanista que pretendían inculcar en sus hijos.
Con la total connivencia de los gobiernos de Madrid, incapaces de defender los derechos de millones de españoles que viven en esta región, los políticos catalanes cada vez van más allá, oprimiendo a los niños, vigilándolos en los patios, y tratando de destruir sus raíces culturales.
En estos momentos no hay ni un sólo grupo político que plantee iniciativas reales que alivien esta injusta situación. Ni siquiera el nuevo partido político Ciudadanos - Partido de la Ciudadanía - ha tenido ni el coraje ni la imaginación suficientes para llevar a reflexionar a la sociedad catalana y española acerca de lo que está pasando. Sus dirigentes, gente hueca y oportunista, no han demostrado dedicación más que para colocar a los suyos en el poder, incumpliendo tanto en la letra como en el espíritu el programa con el que se presentaron a las elecciones Autonómicas del 1 de noviembre pasado.
Visita el Video de YouTube: Era en Abril: La Educación en Cataluña y el Integrismo en España
http://youtube.com/watch?v=SV3GYyDmSo0
Querida Emma, no sé que te has fumado pero debe de ser la reostia (sic)
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