
No hay que pecar de ingenuos. Todas las acciones tiene sus efectos no deseados, su proscripción provocará en primera instancia que quienes quieran recurrir a ella, por creencias, por tradición o por presión familiar, lo hagan ahora en peores condiciones, por mor de su ilegalidad. Y ocurre en un pequño país, cuando el problema afecta a una extensa franja del continente africano.
Afortunadamente, la libertad es contagiosa y a largo plazo una nueva generación de mujeres eritreas difícilemente querrá que sus hijas sufran semejante bestialidad, y con ellas es de esperar que el resto de países de la zona.
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