domingo, junio 03, 2007

Eppur si muove

Dicen que las elecciones municipales de la semana pasada las ha ganado el PP o el PSOE, según barrios y según se incluya o no la ciudad de de Madrid, que ya es excluir. Tampoco ha habido unanimidad en la lectura de los resultados obtenidos por Ciutadans: o bien ni se han mencionado, imagino que por estricta coherencia, o bien se han recreado en un supuesto fracaso.

Algunos apuntes pueden ayudar a entender qué ha pasado realmente. Los datos objetivos: Ciutadans ha sido la sexta fuerza más votada en toda Cataluña con 67.315 votos y un 2.35% de los votos, casi cuatro veces más que el siguiente partido en número de votos, las Candidatures d'Unitat Popular, cuya aparente emergencia ha hecho temblar a ERC y que apenas han votado uno de cada 150 catalanes. El contexto: se trata de un partido que cuenta su vida por meses (el próximo julio celebrará su primer año de andadura) y que logró a la primera de cambio de entrar en el Parlamento catalán, también como sexta fuerza, con 89.840 votos y un 3,03%. Más contexto: en vista de su frágil economía, Ciutadans no presentó candidaturas en toda Cataluña, sino sólo dónde creyeron tener más posibilidades, y que correspondían al 67% del censo electoral. Strictu sensu ha habido un incremento de algo más del 10% de votos en esas zonas. En la ciudad de Barcelona, donde supuestamente ha sido un fracaso no entrar en el consistorio, Ciutadans ha conseguido casi la mitad de los votos que ERC o ICV, dos partidos en el gobierno de la misma desde hace varios años.

Habida cuenta que la subida de Ciutadans se produce precisamente en las zonas más favorables, la lectura más ajustada probablemente sea que el partido se ha estancado en cuanto a su capacidad de ganar adeptos. Razones externas e internas no faltan.

Entre las primeras, sigue siendo espeluznante el tratamiento que recibe por parte de los medios de comunicación privados y públicos: desde la negativa de El País a publicar un anuncio del partido durante la última semana anterior a las elecciones, a los 6 segundos dedicados por TV3 durante todo el mes de enero o el recurso de la propia RTVE, alineada junto a ERC e ICV para impedir que la candidata por Barcelona partipara en un debate con los otros candidatos. Si en el caso de los medios privados se trata de una cuestión de desprestigio del que ya sabrán ellos cómo responder ante sus lectores y prpietarios, en el caso de los públicos el asunto no hace sino subrayar su humillante y nada democrática sumisión a los partidos en el gobierno.

En cuanto a las causas internas, sin duda han podido ser determinantes las creíbles noticias sobre las agudas desaveniencias internas entre representantes clave. También han sido especialmente sorprendentes, cuando menos, los procedimientos de selección de algunos candidatos, que en numerosos casos han contravenido la muy prudente norma de no seleccionar como tales a quienes tuvieran una historia reciente en otras formaciones políticas, asumida públicamente. Para muchos miembros del partido ha resultado vergonzante que precisamente la única alcaldía obtenida por Ciutadans en Gimenells i Pla de la Font, pueblo de la provincia de Lérida, haya servido para la reelección de quien hasta el día de las elecciones era alcalde elegido por el PP desde hace 16 años. Los dirigentes del partido tuvieron muy claro al principio que querían vacunarse contra oportunistas, pero han tardado muy poco en adquirir vicios como los que dicen querer combatir.

En la misma línea, tampoco se entiende que quien acusa a los demás partidos de hacer de la causa nacionalista el único discurso, lo utilice precisamente como revulsivo en el tramo final de la campaña mediante el demagógico lema "Catalunya és Espanya".

Eso sí resulta preocupante y no el supuesto estancamiento en entre el 2 y 3% de votos. A parte de la obvia dificultad de hablar de estancamiento en tan breve lapso, un poco de historia ajena puede aportar algunas pistas. Desde el advenimiento de la democracia y durante casi 20 años, ERC nunca llegó siquiera al 4% de votos en las elecciones municipales. Y eso no impidió que en las últimas elecciones generales fuera la cuarta fuerza a nivel de toda España.

¿Quiere eso decir que Ciutadans conseguirá sin problemas abrirse hueco como tercer partido entre PSOE y PP? En absoluto, pero si en el empeño pierde su misma esencia y razón de ser por cuatro aventureros oportunistas, algunos habrá que tal vez abandonen toda esperanza de ver el sistema de partidos regenerado desde dentro.