"La característica esencial del zapaterismo, un estilo de gobernar definido por el filósofo Claudio Magris como «política pop», es su atenta dedicación a los detalles, su afición por la gestualidad y su reiterativa inclinación a los debates superficiales de gran impacto mediático, a las simplezas de fácil consumo masivo. Propenso a sufrir colapsos ante cualquier situación crítica, incompetente para la gestión de problemas y mal dotado para la reflexión intelectual y los proyectos de cierta hondura, el presidente posee sin embargo una aguda intuición para galvanizar a la opinión pública a base de agitar banderas de colorines chillones y mostrar baratijas ideológicas. Sabe crear climas artificiales de gran intensidad dramática aparente, y envolver su falta de profundidad en esquemáticas categorías simbólicas con las que siempre encuentra un disfraz de convicción. Carece de objetivos a largo plazo y suele fracasar en cualquier cometido esencial, pero se las pinta de maravilla ante cualquier banalidad accesoria. Por eso este Gobierno tiene más tonterías que un mueble bar. No hay insustancialidad que no le guste ni bagatela política de la que no saque partido, con tal de que le sirva para montar escenarios de agitación y discordia en los que pueda comparecer disfrazado de un progresismo de guardarropía."
Ignacio Camacho en ABC.
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