El programa que el PSOE presentó a principios de este año para presentarse a las elecciones generales proponía el pleno empleo como objetivo fundamental. Sus prinicpales dirigentes llegaron a tachar de antipatriotas a quienes avisaban del sinsentido del objetivo con lo que se venía encima. Apenas unos meses después han visto la luz las primeras estadísticas que hablan de destrucción de empleo por primera vez en tres lustros. Y es sólo el principio.
Animado por semejante éxito, el Ministro de Trabajo profetiza que la crisis finanaciera acabará en dos meses, nada menos. No es de extrañar que los diarios presurosos acudan a certificarlo, avalada como viene la predicción por su sólida formación académica y su magnífica trayectoria profesional en el ámbito de las finanzas desde la atalaya de la alcaldía de L´Hospitalet.
Visto en perspectiva, tal vez lo más insólito es el lema general de esa campaña del PSOE: "Motivos para creer". ¿De verdad tenían motivos para creer la mayoría de los españoles que lo volvieron a aupar a la presidencia del gobierno? Tal vez sea más acertado suponer que creyeron votar al menos malo conocido, que conocidos eran los dos candidatos mayoritarios. Ellos sabrán, pero lamentablemente los demás vamos en el mismo bote. Félix de Azúa recomienda al respecto leer a los clásicos, para saber lo que se nos avecina.
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