Más allá de las grandes palabras, de las buenas intenciones, más que el sesgo que se quiera imprimir a las fiestas populares o el consabido manoseo del callejero, lo que probablemente más importa a la ciudadanos es que sepan que los autobuses van a pasar a la hora (y a poder ser no hasta los topes), que las gestiones adminsitrativas sean eficientes y que el dinero se gaste de la mejor manera. Ello incluye por supuesto encontrar, por ejemplo al mejor proveedor para un servicio, para lo cual es imprecindible arrinconar el amiguismo. Me permito sugerirle a la flamanta alcalda de Barcelona que informe a su equipo de que esto se parece enormemente a lo de siempre: chanchullo y mangoneo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario