Como alguna otra vez se ha barruntado aquí, el abismo que separa a la Europa del norte de la del sur, mucho más que las diferencias de riqueza, lo generan los valores y las actitudes colectivas. ¿Qué esperar, por ejemplo, de una sociedad con el pulso moral de la nuestra, en la que a los imputados por corrupción ya apenas les falta crear su propio club de admiradores en Facebook? De ahí que Camps, siempre a la vanguardia del magisterio ético, en lugar de una lista electoral haya preferido presentar una rueda de reconocimiento. Con el listón a semejante altura, mejor que esa quimera fantasiosa, la del cambio de modelo productivo, acaso lo que España necesite, y por la vía de urgencia, sea un cambio de mentalidad previa parada y fonda en la regeneración de los usos cívicos.
"Habiendo nacido ciudadano de un Estado libre y miembro del soberano, por mínima que sea la influencia que mi voz pueda ejercer en asuntos políticos, el derecho de voto me obliga a instruirme en tales temas." Jean-Jaques Rousseau, El contrato social, 1762 “No desperdicies la vida en odiar y tener miedo” Marie-Henri Beyle (Stendhal), Lucien Leuwen, 1894
jueves, abril 14, 2011
Espana y sus corruptos
Compruebo que Jose Garcia Dominguez condensa magistralmente lo que se puntaba en posts anteriores:
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